jueves, 1 de septiembre de 2011

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Estoy aquí, escuchando necedades, que gracioso me resulta que juguemos a ser críticos y no entendamos nada. Hoy la vida se me muestra en exceso diferente, estoy frente a ese individuo que habla de argumentos válidos y verdaderos, pero ese tema ya lo hemos visto como ochenta veces en la vida, si no es que muchas más que no recuerdo. Mejor me detengo a ver su rostro, un colombiano bien parecido, parece que su higiene es la adecuada para la aceptación social, ropas planchadas, zapatos limpios, una sonrisa linda, y los lentes que adornan esa proyección que tal vez quiere darnos de hombre inteligente, ¡ve tú a saber! ¡Que puta es la publicidad que se atraveso en mi camino aquella tarde! Aquella fotografía en metro Chilpancingo, haciendo alarde de la explotación, la pobreza que es un acuerdo repugnante, y aún así se atreven a pedirle a la gente que sonría y hablar de bondad y ayuda, ja! No hay otra expresión más que un gran JA! Pero la vida, la vida es belleza, aunque ni esta palabra puede describirla, pero algo ha de decirnos, entre mis ojos y ese ventilador hay infinita belleza, un paisaje común que se convierte a misterioso, ahí están mis compañeros de clase, adormilados, y yo estoy maravillada de ellos y de la jacaranda que puedo ver a través de la ventana, mi maestro me pide mi opinión respecto a el utilitarismo y entonces es inevitable tener que volver a lo rutinario... Así que desde la Ciudad de México, aventuras de un común ser humano...

1 comentario:

  1. Interesante texto, abriendose paso entre la nefasta realidad y la mágica belleza, que si lo permitimos, lo invade todo.

    Un saludo Sayuri.

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